El tenista Marcelo Arévalo, primer salvadoreño y centroamericano en ganar una final de Gram Slam, se comprometió este martes a impulsar el deporte, especialmente su disciplina deportiva, en El Salvador, un país donde el fútbol es el deporte rey.
«Me voy a comprometer ahora acá, con la ayuda de mi hermano (Rafael Arévalo, tenista retirado) Y de la federación (de tenis), a impulsar el deporte (…) voy a dedicar mi tiempo para poder apoyar a muchos niños a que se acerquen a hacer deporte y para que podamos tener más Marcelos Arévalos en el futuro», dijo el deportista de 31 años en una rueda de prensa en San Salvador.
Arévalo y su compañero, el neerlandés Jean-Julien Rojer, ganaron el sábado la final de Roland Garros, en la modalidad de doble masculino, al croata Ivan Dodig y el estadounidense Austin Krajicek por 6-7(4), 7-6(5) y 6-3 en tres horas y un minuto.
Vestido de negro y con gorra blanca, el jugador centroamericano y su pareja de los Países Bajos remontaron un partido que parecía que tenían perdido.
Con este logro, el salvadoreño Arévalo se convirtió en el primer tenista centroamericano en ganar una final de Grand Slam, al ganar el Roland Garros en la modalidad de doble masculino, después de salvar tres bolas de partido en la segunda manga.
Arévalo, que vive en Miami (EE.UU.) junto a su esposa y su hijo de dos años, llegó a El Salvador el domingo en la noche y celebró su triunfo con habitantes de la occidental ciudad de Sonsonate, de donde es originario.
UN TRIUNFO DE FAMILIA
Con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, el tenista relató a periodistas lo vivido en la final del Roland Garros, disputado en París (Francia), y en todo momento elogió el trabajo de su compañero Jean-Julien Rojer.
«He logrado algo que siempre fue un sueño», manifestó Arévalo, quien comenzó a jugar tenis a los seis años.