Jústiz manifestó que estas condiciones y otras anomalías en el aire superior de la atmósfera pronostican alrededor de 15 ciclones tropicales en toda la cuenca del Atlántico Norte, de los cuales ocho podrán alcanzar la categoría de huracán.
La meteoróloga de la mayor de las Antillas comentó que las probabilidades para la formación de un huracán en la región caribeña y la afectación de uno de procedencia atlántica son del 80 por ciento.
En el intercambio, la especialista cubana acotó que los meses de mayor afectación son agosto, septiembre y octubre, pues en este período disminuye la influencia del anticiclón del Atlántico con respecto a junio y julio. Subrayó que en esta etapa ocurre el paso frecuente de sistemas (ondas y bajas) tropicales, además del aumento de la temperatura, la humedad y otros elementos en la altura como el comportamiento de los vientos.
Aclaró a Prensa Latina que aunque la temporada ciclónica ocurre entre junio y noviembre, estos fenómenos pueden originarse fuera de esta etapa como sucedió en mayo último con las tormentas tropicales Arthur y Bertha.
La máster informó que los ciclones tropicales se clasifican de acuerdo a la intensidad de los vientos máximos sostenidos (la media en un minuto) en superficie como depresión tropical (hasta 63 kilómetros por hora), tormenta tropical (entre 64 y 118 kilómetros por hora) y huracán (superior a 119 kilómetros por hora).
En ese sentido, puntualizó que el ciclo de vida de un huracán puede durar más de dos semanas y según la Escala Saffir Simpson pueden ser de hasta un máximo de cinco categorías, con daños mínimos, moderados, extensos, extremos y catastróficos.
Desde 1953 estos fenómenos cuando adquieren el estado de tormenta tropical reciben nombre de mujer u hombre, de acuerdo a una lista creada por la Organización Meteorológica Mundial.
En el presente siglo, huracanes como Iván (2004), Gustav (2008), Matthew (2016), Irma (2017) y Dorian (2019) alcanzaron la categoría cinco al registrar vientos máximos sostenidos por encima de los 252 kilómetros por hora para causar estragos, daños y pérdidas de vidas en naciones del Caribe.