Abigarramiento y racismo en la Bolivia aymara. Apuntes para comprender el golpe de Estado

Bolivia es un país en donde el racismo extremo es palpable. En la Ciudad de La Paz, los habitantes aymaras de El Alto (su zona conurbada) no eran bien recibidos antes del gobierno de Evo Morales y aún en sus primeros años. A lo largo del gobierno de Morales han persistido los ataques a la población originaria. Leer más..

Abigarramiento es un término que usaba el pensador boliviano René Zavaleta para hablar de la complejidad y superposiciones en Bolivia, para pensar la lucha de clases, la organización indígena y las disputas institucionales. El país sudamericano cuenta con territorios tan diversos entre sí como son su altiplano, en donde se ubican La Paz y El Alto; el trópico, en donde se ubican los Yungas y las plantaciones de hoja de coca, o el desierto en su frontera con Chile y el Amazonas en su frontera con Brasil.

A esta complejidad territorial le corresponde una complejidad organizacional encabezada en los últimos años por la población aymara y quechua, los pueblos originarios mayoritarios que también son presionados por grupos indígenas minoritarios como los guaraníes. Muchas de estas organizaciones originarias tuvieron una superposición con los sindicatos de diversos oficios y corrientes, entre los que destacan las Bartolina Sisa, los cocaleros, los sindicatos mineros que, a su vez, se congregan en confederaciones como la CSUTCB y la COB. A lo largo de la historia boliviana, los sindicatos han sido un contrapeso a los gobiernos o parte de su apoyo nacional popular.

Existen también grupos de algo que podríamos denominar Izquierda tradicional latinoamericana, como los grupos comunistas y socialistas, incluso guerrilleros a los que perteneció el exvicepresidente García Linera. En el otro espectro están presentes grupos de ultraderecha ligados a la oligarquía boliviana, cristianos cuyo origen presumen europeo, blanco. Estos se encuentran en el territorio denominado la media luna, en donde se agrupan los departamentos de Tarija, Santa Cruz, Beny y Pando.

En las últimas décadas, después de las denominadas guerras del agua y del gas en las que se luchó contra la privatización de ambos recursos, es posible detectar organizaciones urbanas que, sin embargo, mantienen mucha de su organización comunitaria india, como las juntas vecinales de El Alto, que también tienen radios comunitarias y consiguieron la creación de la Universidad Pública de El Alto (UPEA). Existen otras formas de organización como los comités cívicos en los que la oposición ha encontrado eco. Todas estas organizaciones se han encontrado ligadas, en mayor o menor medida, a la política partidaria institucional que también da cuenta de la diversidad de posiciones en el país: desde el falangismo y el populismo post revolucionario hasta el masismo.

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