El escrutinio parcial de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos arroja una ventaja de los republicanos ―aunque por la mínima― en la Cámara de Representantes (se renueva en su totalidad) y deja todavía en el aire la composición del Senado (se elige a un tercio de sus miembros), hasta ahora controlado por los demócratas.
En este, los demócratas han conquistado Pensilvania. La disputa sigue en el aire en cuatro Estados: Georgia, Nevada, Wisconsin y Arizona.
El conteo avanza lento en Alaska, pero la ventaja republicana se hace ya definitiva. Si los demócratas se hacen con dos de las elecciones en la Cámara alta conservarían la mayoría. Entre los primeros ganadores de la noche se encuentra el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que ha logrado la reelección (se celebran comicios a gobernador en 36 Estados), con lo que consolida sus aspiraciones a la presidencia de 2024.
Durante la jornada ha habido algunas disputas sobre el procedimiento y el escrutinio. Las máquinas se han averiado en distintos condados de Texas y Arizona y el procedimiento ha sido objeto de impugnación en Pensilvania. El expresidente Donald Trump ha vuelto a sembrar dudas sobre la limpieza del proceso.
Actualmente, las dos cámaras están bajo el control de los demócratas. Los votantes también se pronunciaron en referendos estatales sobre asuntos como el aborto, el uso recreativo de la marihuana o el sistema electoral.
Georgia ha hecho honor a su reputación e historial de Estado bisagra dividido a partes iguales entre demócratas y republicanos. El gobernador Brian Kemp ha defendido, con éxito, su cargo frente al desafío que presentaba la candidata demócrata Stacey Abrams por segunda vez en cuatro años.
Pero en la pelea más trascendente, la que se libra entre el senador demócrata Raphael Warnock y el aspirante republicano Herschel Walker, una antigua estrella del fútbol americano, el resultado final era impredecible, pese a que a primera hora de este miércoles ya estaba escrutado más del 95% de los votos.
En una comparecencia ante sus seguidores en la fiesta del conteo organizada por su campaña, Warnock parecía reconocer pasada la medianoche que habrá que ir a una segunda vuelta antes de proclamar un ganador.
Pero se declaraba optimista. “No importa que sea esta noche, o mañana, o dentro de cuatro semanas, la gente de Georgia nos apoyará”, aseguraba, entre los vítores de quienes habían aguantado la espera para escuchar a su candidato. Un grupo muy variado de razas y edades, en el que abundaban las caras juveniles y el entusiasmo por bailar al unísono coreografías de música funk.