La crisis climática provocará que los huracanes alcancen latitudes nunca antes vistas

La crisis climática no sólo está provocando que los huracanes sean cada vez más impredecibles y destructivos tras tocar tierra, dando lugar a lluvias torrenciales en zonas no costeras; también alcanzarán latitudes medias inéditas para este tipo de fenómenos, de acuerdo a un nuevo estudio liderado por la Universidad de Yale.

Conforme la temperatura global aumenta debido a la actividad humana, las diferencias en la temperatura entre los polos y el ecuador terrestre se reducen drásticamente. Según los autores del estudio, durante los meses de verano esto podría causar un debilitamiento en la corriente en chorro, abriendo una “ventana de posibilidad” en latitudes medias para la formación e intensificación de ciclones tropicales.

Hurricane Delta causes damage to Louisiana’s Gulf Coast

El equipo pone de ejemplo la tormenta subtropical Alpha, que a mediados de septiembre de 2020 se convirtió en la primera en tocar tierra en Portugal en toda la historia, dejando decenas de daños materiales al oeste de la península ibérica.

“Hay una gran incertidumbre sobre cómo cambiarán los ciclones tropicales en el futuro; sin embargo, múltiples líneas de evidencia indican que podríamos ver más ciclones tropicales en latitudes medias, incluso si su frecuencia no aumenta, lo que todavía se debate activamente», afirma Alexey Fedorov, profesor de Ciencias oceánicas y atmosféricas en Yale y coautor del estudio.

Además del resto de fenómenos climáticos extremos (incendios forestales, pérdida de cosechas, sequías, inundaciones fluviales y olas de calor) que se intensificarán conforme ascienda la temperatura global en este siglo, algunos científicos sugieren que el número de ciclones tropicales anuales podrían aumentar; no obstante, aún no está del todo claro el papel de la temperatura promedio en relación con la frecuencia de huracanes.

Según el estudio, en el futuro próximo los huracanes podrían impactar de forma cotidiana ciudades con millones de habitantes como Nueva York, Boston, Beijing y Tokio. Las investigaciones previas aseguran que a diferencia de las áreas costeras acostumbradas al impacto de huracanes, algunas localidades podrían no estar preparadas en conocimiento ni infraestructura para enfrentar vientos o lluvias intensas, propias de un fenómeno similar.

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