Honduras se prepara para una elección presidencial que se debate entre dos modelos de país y pone fin a la era Hernández

Más de cinco millones de personas están llamadas a votar en las elecciones generales de Honduras del próximo domingo 28 de noviembre para elegir al sucesor de Juan Orlando Hernández, quien ha estado al mando del país centroamericano por dos períodos consecutivos (2014-2018 y 2018-2022). 

Además de votar por el próximo mandatario, los hondureños elegirán a tres designados presidenciales, a 20 miembros del Parlamento Centroamericano, a 128 diputados del Congreso Nacional y a 298 alcaldes y sus respectivos regidores. 

En la boleta aparecen 14 candidatos a la Presidencia, aunque solo dos aspirantes se perfilan como los favoritos. Por un lado, la candidata izquierdista de Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro, esposa del expresidente Manuel Zelaya, quien fue depuesto mediante un golpe de Estado en 2009. Mientras que por parte del oficialista Partido Nacional se presentó el conservador Nasry ‘Tito’ Asfura, actual alcalde de la capital, Tegucigalpa. 

La población hondureña se vio privada de escuchar a los principales aspirantes discutir sobre sus principales proyectos en materia de seguridad, justicia, salud o educación. Tanto Castro como Asfura se ausentaron del debate presidencial organizado por la Universidad de San Pedro Sula a mediados de octubre. En tanto, el ejercicio a cargo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), previsto para el 7 de noviembre, también fue cancelado por la falta de respuesta de los candidatos. 

Polos opuestos

Los aspirantes del Partido Nacional y de Libre representan polos opuestos de cara a esta jornada electoral. 

Asfura declaró en campaña que «el papá gobierno no puede seguir operando de la forma como está operando». Para el candidato del Partido Nacional, es indispensable la descentralización, por lo que se mostró partidario de que sean los municipios quienes administren el presupuesto y ejecuten los programas estatales.

En contraste, Castro proclama que es indispensable que el Estado nuevamente asuma su «responsabilidad de planificar todas sus políticas y actividades sociales», en lo que refiere a los asuntos económicos, de seguridad y de medio ambiente. 

Salud y educación 

Castro rechaza la privatización del sistema sanitario y, en cambio, propone «aumentar sustancialmente el presupuesto asignado a Salud». En sus promesas de campaña sobresale la eliminación de las cuotas que se hacen en hospitales y centros de salud del sector público.

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